En esta ocasión abordare nuestro bienestar. Para hacerlo considere necesario atender a la definición del concepto ¿Qué es bienestar? Pues bien, según la Real Academia Española (RAE) es el conjunto de las cosas necesarias para vivir bien; la vida holgada o abastecida de cuanto conduce a pasarlo bien y con tranquilidad y/o el estado de la persona en el que se le hace sensible el buen funcionamiento de su actividad somática y psíquica.  Con definiciones como esta, no es de extrañarse el aumento de materialismo, adicciones, depresión, narcisismo y otras conductas en el mundo en que vivimos. Este tipo de definiciones, ponen en primer lugar la relación con objetos, posesiones, dinero, gustos y necesidades materiales. Otras definiciones más integrales, contemplan que el bienestar es subjetivo. La felicidad y la satisfacción están estrechamente relacionadas, con el término y lo que a una persona le produce felicidad es producto de sus creencias y experiencias personales.

                En las redes sociales, constantemente vemos que predomina el culto al ego. La autora Tasha Eurich en su libro Intuición, utiliza el término “Mi informador” para referirse a las personas que necesitan publicar en extremo y constantemente sus actividades en redes sociales [Mi cena, mi rutina de ejercicio, mi vestimenta, etc.] Está práctica en la sociedad, promueve: el individualismo, la búsqueda de una falsa perfección, poca autoaceptación y una desconexión. En mi opinión, mientras más centrados en el Yo, mío, de mí y en la energía masculina (competencia, polarización, dualidad; nos volvemos individuos con una identidad desconectada del resto de las personas y del mundo que nos rodea (plantas, animales, lugares, etc.)

                Somos energía y nos alimentamos de energía. Cuando centro mi bienestar en mi y en lo que poseo, tarde o temprano no podre alimentar mi energía. ¿Te ha pasado que sueñas con tener algo y al poseerlo la alegría te dura unas cuantas horas?

                Las sociedades antiguas veían el mundo de forma distinta. Veneraban la naturaleza, los elementos: tierra, fuego, aire y agua. Se conectaban con los ciclos, las estaciones, el ciclo del sol y el de la luna. También, veían a la persona, fomentaban su desarrollo de capacidades en armonía con el mundo que los rodeaba y conectados a su comunidad.  Su cosmovisión integraba la conexión, la espiritualidad, la totalidad, la unicidad, etc.; todas cualidades de la energía femenina.

                Del equilibrio de la energía femenina y masculina, surgía otra fuente más de energía.  Esta trinidad, la podemos observar en el símbolo chino del Tao – conformado por el yin y el yang en un círculo- y en el símbolo celta de los tres rayos, en el que el rayo central significaba el balance y la equidad de los otros dos.

   Los Druidas, promovían el bienestar de la persona, comprendiendo que todos poseemos 3 centros de poder o calderos y que no solo de trata de responder a las preguntas ¿Quién soy yo? Y ¿Qué es importante para mí? Propiciaban el crecimiento o madurez de la persona para que se conectaran con lo que otras personas experimentaban (empatía), reconocer que mi verdad no es La verdad y que hay muchas verdades, en la medida en que cada persona percibe el mundo de forma distinta. Se trata de responder ¿Cómo puedo ser de utilidad para los demás? ¿Cómo puedo apoyar a mi comunidad?

                Propongo, integrar los siguientes hábitos para buscar un equilibrio en tus energías y la conexión:

1.- Tomar consciencia de nuestras emociones. Reconocer ¿Qué estamos sintiendo? ¿Qué me está enseñando esta experiencia? ¿Qué me gusta o no me gusta de esto? En lugar del ¿Por qué me pasa a mí? Que te hará iniciar una serie de cuestionamientos sin salida en los que te enfocaras en emociones negativas y en una búsqueda de razones para cuestionar tu merecimiento. Todas las emociones son señales, para que continuemos nuestro camino y contienen sabiduría para guiarnos. Las emociones, elevan o disminuyen tu vibración y tu debes estar consciente de que si buscas salud, equilibrio y tu bienestar las emociones como el: amor, agradecimiento, alegría son una fuente de energía.

2.- Se consciente de la naturaleza y el lugar que te rodea. La tierra, el sol, las plantas, los minerales, el agua poseen energía y tu puedes intencionalmente recibirla y tener una relación con los lugares que te rodean. Enviarle gratitud y amor a la tierra, plantas y otros elementos que encuentras en tu vida. De igual forma, los objetos en nuestra casa también poseen energía y es importante rodearnos de aquello que ayuda a sentirnos mejor y deshacernos de todo aquel objeto que no utilicemos, se encuentre arrumbado, estancado, apilado, etc.

3.- Elige tus valores – principios virtudes o cualidades que consideras de importancia en tu vida- Puedes orientar, tus valores específicamente para alimentar la energía de tus chakras o centros energéticos. La ciencia ya ha establecido que la mente se integra por distintos órganos que envían y reciben mensajes a través de la química de nuestro cuerpo. Hablemos para simplificar de 3 centros energéticos mayores y los ubicaremos en nuestra base (del ombligo hacía tu pelvis); corazón y cabeza. Por ejemplo el practicar apreciación por la naturaleza, autenticidad, vulnerabilidad y valentía; permiten que muestres al mundo quien eres y lo que tienes para poseer y se conectan con el primer centro de energía. La creatividad, la gratitud, la compasión y las conexiones profundas alimentan al segundo. El desarrollo personal y la humildad -reconocer mis propias limitaciones, la posibilidad de aprender y de saber que hay mi verdad no es La Verdad- el tercero. Al tomar tus decisiones, elige lo que este más alineado a tus valores. Entonces descubrirás que los objetos, las personas y las experiencias en tu vida te brindarán más energía y tu sentido de bienestar aumentara.

Somos energía, pensemos en términos de energía para elevar nuestro bienestar.

La energía masculina es muy útil para reconocer riesgos, tener la disciplina y el enfoque necesario para lograr nuestros objetivos. Pero por si sola no es suficiente. Lo que es peor, propicia una desconexión de la persona y un individualismo extremo. Cuando se equilibra con la energía femenina, se obtiene información de otras fuentes, se logra una convicción con algo más grande y se puede tener mayor resiliencia para enfrentar la adversidad. Es como la diferencia entre usar una computadora sin acceso a internet y con conexión a internet. Ambas energías, en equilibrio son necesarias para nuestro bienestar.

Espero que estas ideas te sean de utilidad; si es así comparte este artículo con otra persona y comenta otras formas de alimentar nuestra energía.