Namasté es un concepto hermoso y profundo que proviene del sanscrito, cultura ancestral hindú. Su significado requiere una comprensión de la cosmovisión y la filosofía de dicha cultura ya que es un concepto más amplio que el simple saludo o reverencia.
Desde la unidad, desde el corazón reconociendo que la otra persona posee la divinidad que también hay en mi. «La chispa divina que hay en mi, reconoce la chispa divina que hay en ti».
Esta palabra simple y profunda, nos invita a respetar al otro, que es mi otro yo. Algunas veces, en especial con personas cercanas y amadas; buscamos solucionar, arreglar e intervenir en su vida porque desde nuestra óptica estamos seguros que se avecina una desgracia.
¿Cuántas veces esta ayuda es solicitada por la persona? ¿Qué ayuda estamos ofreciendo? ¿Le estamos resolviendo el problema o brindando herramientas para que la persona pueda ver el problema con otra consciencia y tomar decisiones distintas? En el tema de las adicciones, se habla del comportamiento controlador de las personas que están alrededor del adicto. Aquellas que viven para solucionarle los problemas al pobre adicto. La persona controladora, manejan y controlan el comportamiento de otros por temor. En el fondo es por miedo a sufrir ellas mismas el dolor de ver al otro equivocarse.
Cuando mis hijos eran niños que aprendían a caminar, a las madres se nos pedía dejarlos intentar y verlos caer con tranquilidad. Se nos pedía tener la fortaleza para respetar su proceso, mostrar un rostro tranquilo y una actitud que transmitiera calma a nuestros hijos e hijas para observar como se levantaban y en algunos casos estar ahí para ayudarles. La persona que observaba debía respetar la curiosidad y el desarrollo de habilidades de la niña o el niño, estar ahí y solo intervenir cuando era indispensable.
La otra persona posee su divinidad y su conexión con la fuente. Todos los caminos son perfectos para cada uno de nosotros. La otra persona ha creado esas circunstancias. La otra persona tiene derecho a vivir su camino, tomar sus elecciones y a tener su despertar a su tiempo. Tu que estas leyendo esto, te puedo asegurar que tu despertar provino de alguna crisis, enfermedad o reto tan fuerte que tuviste que recurrir a otras fuentes, formas y hábitos para salir adelante. ¿Por qué nos anticipamos a juzgar los retos o crisis en las vidas de otras personas y decidimos intervenir para evitar el resultado que creamos en nuestra mente? porque no queremos sufrir, queremos evitar el dolor. ¿Qué pasaría si actuáramos sin juzgar la circunstancia? ¿Qué pasaría si viéramos esa crisis como perfecta para contribuir para el bienestar del otro? Mi otro yo, también tiene derecho a equivocarse y a aprender de sus errores. ¿Quiero intervenir porque se me olvido que el Universo también esta sosteniendo? El Universo o Dios esta en mi equipo y también en el de mi otro yo.
Tu puedes inspirar a otras personas, compartiendo tu esencia, tus valores, lo que te ha funcionado. Quizá ya te hayan preguntado que estas haciendo, porque tu vida es diferente a la que tenías hace unos años. Quizá compartas y la otra persona desestime la información porque aún no era su momento para recibirla. Tal vez, despiertes su curiosidad y te pregunte por autores, hábitos, prácticas o muestre más interés por conocer.
Aprendamos a ayudar, no desde la lastima, con amor. Respetando a la otra persona, su divinidad, su capacidad para transformar sus circunstancias y crear milagros. No podemos llegar y solucionar a nuestra manera de ver la vida de otros. En todo caso no se trata de dar el pescado, sino de enseñarles a pescar. Todos los caminos son válidos, algunos quizá tarden más. Cada camino tiene su reto y es individual. Tal vez no todo lo que te funciono a ti servirá al otro. Cuando recibas información y la compartas ten en cuenta que cada uno decide, elige y puede adecuar la información. Cada uno puede experimentar, evaluar su experimento, cambiar variables y volver a intentar, todo de acuerdo a sus propias circunstancias.
Hoy te invito a contribuir a la energía del amor, antes de juzgar a otro; obsérvalo desde su divinidad y su derecho a experimentar en esta vida. Ayuda a quien te lo solicité, desde el amor. Reconoce que la otra persona es quien con información debe conectar con otro nivel de consciencia para tomar decisiones distintas en su vida y que a veces solo se requiere que nosotros compartamos con amor nuestra historia para inspirarlos. Namasté
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