Cuando hablamos de riesgo, surgen las palabras peligro, daño, perdida. Asumir un riesgo es estar dispuesto a sentir la vulnerabilidad de no controlar el resultado. Aceptar un riesgo, implica salir de la zona de confort para experimentar la incomodidad de estar dispuesto a que se produzca una consecuencia no esperada.

En lo que haces siempre, en lo que ya dominas, en tu zona de confort no crecerás. ya en otras ocasiones he hablado de la importancia de reconocer el mensaje de emociones como el miedo y la envidia para poder descubrir lo que verdaderamente anhelas o necesitas (abajo te dejo los links). Por lo que ahora quiero abordar la necesidad de practicar todos los días el riesgo.

De nada sirve que pongas tu intención y leas sobre un tema si no accionas. Tomar acciones que te lleven a tus objetivos requiere que te atrevas a hacer lo que no has hecho, que seas una versión distinta de ti y que te arriesgues. Para lograr manifestar algo tu nivel de consciencia debe aumentar. Tienes que lograr adquirir la visión clara y detallada de lo que quieres y sentirlo. Al visualizarlo tu cuerpo tiene que sentir que es posible. Así como poseemos neuronas espejo y aprendemos de lo que vemos, tienes que atreverte a usar imaginar, experimentar y jugar para tener la noción de cómo sería tener eso que anhelas.

Seguro que si miras tu historia, reconocerás momentos en que tomaste una decisión incomoda, sin tener todas las respuestas pero que es lo que te llevo a crecer y ser lo que hoy eres. ¿Qué tal la primera vez que rentaste un inmueble o contrataste a alguien? ¿Esa experiencia de ayudo a hacerlo nuevamente? ¿Te fue más sencillo o difícil después?

No es posible aprender a nadar con simple conocimiento teórico, hay que entrar a la piscina y hacer horas de práctica, que se acumularan y permitirán que mejores tu técnica, tu distancia o tu tiempo. ¿Qué pasa si decides todos los días hacer pequeños y simples pasos para practicar tomar un riesgo que te lleve a tu objetivo? Toma riesgos que puedas tomar y que te preparen para ir incrementando tu habilidad, como si estuvieras ejercitando un musculo.

Tomar un riesgo puede ser tan simple como compartir tu objetivo con otra persona – de confianza y que se haya ganado el derecho de escucharlo, un guía o un posible inversor-; inscribirte en una clase o curso especializado, desempeñar un nuevo rol, etc. Te invito a que cuando hayas diseñado tu plan, juegues a tomar riesgos todos los días, para que realices acciones que te acerquen a él. NO tiene que ser un riesgo mayor, simplemente algo que estés lista o listo para asumir.

Recuerda que tu eres quien crea las circunstancias en tu vida y que tu presente es la semilla del futuro que deseas vivir.