En otras ocasiones, he hablado la importancia de que cada uno de nosotros elija los valores que guiaran nuestras decisiones. Hoy, quiero hablar de la importancia de actuar en armonía con nuestros pensamientos y valores. Mantener nuestra integridad en cada área de nuestra vida es fundamental. No hay peor traición que la que nosotros mismos nos hacemos y cada una de nuestras células lo sabe.
Hemos crecido con una serie de ideas que promueven la competencia; el utilizar cualquier medio para alcanzar el fin y el utilizar la violencia como ejercicio de poder. Dejar atrás el hábito de combatir una agresión con otra o de utilizar cualquier medio para alcanzar el fin es difícil. Cambiar para de sujetar los fines y objetivos al beneficio de los demás no es sencillo. Requiere un cambio de paradigma. Requiere sentir con grado de convicción que:
- La otra persona tiene permiso para vivir sus emociones, elegir su camino y la energía que desea experimentar.
- Todos somos parte de una inteligencia mayor. Todos hemos sido creados con los mismos materiales del universo y en cada uno de nuestros átomos se encuentra el mismo espacio. Esto que vemos y asumimos como nuestra realidad es solo una percepción de nuestras partículas en movimiento. En la cultura maya las personas expresaban esta visión o concepto en su saludo diario al decir IN LAK’ECH – Yo soy otro tu- y responder HALA KEN – Tu eres otro yo -. El maestro Jesús nos recalcó la importancia de amar a tu prójimo como a ti mismo.
- Tu y solo tu tienes el poder de permitir que lo que hacen los demás de afecte. Tú puedes practicar el autocontrol y elegir que energía quieres ser y que emoción deseas experimentar. Tu eres quien puede lograr transformar todas aquellas emociones densas desde el amor y el sentido de unicidad por otras emociones más altas como la compasión y la gratitud.
- Al actuar con integridad y acorde a tus ideas, te eres fiel a ti. Que no existe ningún fin que justifique traicionarte y disminuir tu vibración sosteniendo una mentira. El fin no justifica los medios. De nada sirve alcanzar un objetivo, si las otras áreas de tú vida se merman. Una profesión llena de logros de nada sirve si se pierde la salud o la familia. En la mitología egipcia, al morir el espíritu se presentaba ante el dios Osiris y en el juicio debía responder dos preguntas ¿Fuiste feliz? ¿Hiciste feliz a otros? Estas dos preguntas son una verdadera guía para nuestras acciones. Nos obligan a conocer el ¿Para qué? Y deshacernos de aquellos deseos que provienen del ego y que en nada contribuyen a los demás.
Hoy te invito a contribuir a reinventar el desempeño de tú profesión para actuar acorde a lo que piensas y sientes. NO existe una separación entre lo espiritual y lo material. Nuestros pensamientos y acciones moldean nuestra realidad. Siendo íntegros y fieles a nuestros valores podemos lograr aquello que nos propongamos porque lo que nos impide alcanzar nuestros deseos se encuentra en cada uno de nosotros.
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