Los bloqueos y limitaciones que nos impiden alcanzar lo que deseamos, la mayoría de las veces tienen su inicio a muy temprana edad.  Nuestros centros energéticos o chacras se conforman durante los primeros siete años de vida. Nuestra mente lo registra todo y como filtros se quedan instalados ciertas frases, momentos o emociones que dirigen nuestra conducta.

En nuestro sistema familiar se reproducen una serie de normas expresas o tácitas que marcaban la forma en que nuestro clan sobrevivía y que damos por ciertas ante la vida. Es precisamente la incomodidad y las emociones que experimentamos en la adultez las que nos hacen abrir los ojos a la necesidad de revisar esas normas para modificarlas o desecharlas. ¿Te ha sucedido que has trabajado conscientemente una herida o creencia para posteriormente encontrar que se encuentra a un nivel más profundo impactando tu vida? Últimamente, he tenido que revisar nuevamente mi historia familiar para observar las creencias y prejuicios instalados por medio de patrones en cuanto a mi deber ser como mujer y madre. Un tema que yo creía ya había analizado a profundidad. Solo para descubrir que ese mismo patrón de la mujer que se queda sola, provee sin descanso, sin tiempo para ella, limpia todo el día porque siempre hay polvo y saca adelante a sus hijos impacta en muchos temas como el merecimiento, la prosperidad, la posibilidad de permitirme pedir ayuda, de elegir pareja y mi autocrítica en las tareas como madre y esposa.

Hoy escucho a mis hijos decirme cuando experimentan ansiedad, hablamos de lo que sus cuerpos les muestran por medio de sus posturas y de las heridas que se esconden trás de ellas. Les contamos las historias de abandono en la historia familiar y les repito que no soy perfecta y que cometí errores durante su crianza que hoy con más conocimiento puedo observar.  Les pido honrar todo lo ese esfuerzo de sus ancestros lo que sí funcionó e hizo que hoy ellos esten aquí viviendo circunstancias diferentes a ellos. Pero también les pido ver cómo esas normas llevadas al extremo ocasionaron enfermedad, soledad y amargura. Que sepan que esas reglas deben ser interpretadas de forma dinámica para adaptarse a otros tiempos y para su bienestar.

Las palabras son poderosas. Se dice que la palabra «abracadabra» proviene del arameo y significa yo creo conforme habló. Lo primero es el sonido, todo es vibración, después se materializa o crea algo. Las frases, mandatos o palabras dichas y repetidas en nuestros sistemas, uno de ellos el familiar, impactan en cómo creemos que es la vida. Nuestra relación con la prosperidad, la abundancia, la escasez, el trabajo, el esfuerzo y tantas otras circunstancias tiene su origen en las frases que usamos y repetimos.

Hoy recuerda a esa niña o niño interior está en tí esperando que le abraces y le digas que todo está bien, que le recuerdes cuanto le amas, que gracias a las experiencias vividas todos estos años hoy eres más fuerte y cuentas con sabiduría y muchas habilidades. En especial está esperando que deshagas los encantamientos y crees nuevos. Que construyas una nueva realidad utilizando un vocabulario distinto, que elimines cualquier palabra que conecte con la necesidad o escasez. Abraza a tu niña o niño interior y muéstrale el poder de tu magia.

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