La frase “Sólo por hoy” ha sido mi frase favorita durante los últimos dos meses. Si en diciembre me hubieran preguntado que pensaba hacer en durante el mes de mayo, ninguno de mis escenarios posibles contemplaba esta transición. Lo único cierto es que en la vida todo cambia, es la capacidad de adaptarnos la que nos permite continuar. Ahora vienen nuevos retos. Esta semana salí de mi zona de confort, de mi hogar que ha servido de búnker y refugio por un largo tiempo; me encontré con miedo a conducir, a dejar a mi familia en casa, a sentir la proximidad de otras personas, aún a más de un metro, me sentí vulnerable.
Estos retos, me han hecho tomar conciencia de algunos puntos que espero te puedan ser de ayuda para tú transición:
1.- El caos, esta en el exterior. Mi equilibrio únicamente depende de mí. Intensifica tu práctica de meditación, práctica yoga, escucha música que te permita escuchar tus miedos, inseguridades y temores y dar respuesta amorosa a cada uno de ellos. Equilibrar tu interior, admitiendo tu vulnerabilidad, sabiendo que no eres la única persona que se siente así y que ese miedo indica: que estás dejando tu zona de confort y que hay medidas adicionales que tomar.
2.- No niegues tus emociones, permítete sentir el miedo, la ansiedad o cualquier otra emoción que surja. Deja que fluya y no la reprimas. Analiza que indica, que te muestra la emoción. El miedo puede indicar también que estamos haciendo algo nuevo. Sí es tu caso, recuerda otras veces en el pasado en las que te has atrevido a realizar actividades diferentes. Recuerda, las experiencias, positivas que hayas vivido al salir de tu zona de confort. Puede ser cuando dejaste a tu hijo en su escuela y a ti se te desgarro el corazón, pero tu hijo ganó independencia y amistades. Tal vez, recuerdes aquella ocasión que te aventuraste a cambiar de trabajo y desempeñar nuevas tareas. Todo eso que tú has logrado te demuestra lo fuerte que eres y tu capacidad de adaptación. Esta no será la excepción, con el tiempo la incomodidad pasará.
3.- Práctica la generosidad contigo y con los demás. Cada proceso es distinto, cada quién a su ritmo. Se paciente contigo y con los demás. Comprende a quienes poco a poco irán enfrentando su proceso y si puedes ayúdalos. Se vale compartir tu experiencia. A veces creemos que sólo nosotros tenemos esa incomodidad y olvidamos que otras personas también la viven, porque es normal. Vive tu proceso y respeta el de los demás sin vergüenza ni culpa; hazlo con compasión.
4.- Trata de ver la vida de una forma distinta. Estamos dejando viejos hábitos, patrones y respuestas que realizábamos inconscientemente. Hazte preguntas ¿Por qué hacía esto? ¿Me gustaba? ¿Puede hacerse de otra forma? Trata de hacerte las preguntas que te permitan mantener un balance al incorporar actividades a tu vida. Se trata de no perder lo que ganamos, la convivencia familiar, la salud, etc. Aquellos hábitos que te funcionaron y promueven tu bienestar y salud síguelos manteniendo.
5.- Recuerda la relación entre: sentir, pensar y actuar. Tus pensamientos permiten que crees tu realidad. Si tu consideras que te hace bien el hacer ciertos ejercicios, tomar ciertos alimentos, llevar puestas mascarillas o utilizar alguna otra circunstancia que contribuya a tu sentir seguridad. Esta bien. Todo lo que hagas que provenga de una creencia que contribuya a sentirte saludable, reforzara tu sentir. Es importante que te creas que estas bien y protegido, que estas cuidando de tu salud y que contribuyes a tu bienestar. De esa forma, tus emociones serán coherentes con tu pensamiento y tus creencias. Si alguna actividad se vuelve una carga para ti o tu salud, revisa que creencia la esta impulsando; verifica si es cierta en todos los niveles y no solo subjetiva, si hay otra forma de actuar que pueda tener los mismos o mejores resultados y deshecha creencias o cámbialas.
6.- Continúa integrando a tu vida actividades que permitan la creatividad, el juego, las conexiones profundas. Toda esta experiencia nos ha permitido conectarnos de otras formas, conocernos mucho más. Hemos aprendido la importancia de buscar nuestro proyecto de vida propio; sin alejarnos de lo que es importante para nosotros. Hemos valorado lo que antes pasaba inadvertido. Reconfigura tu plan de vida, reorganiza tu agenda para seguir manteniendo la estructura de lo que te ha funcionado y conectándote con los tuyos. A aquello que es importante para ti, asígnale un horario.
7.- Acepta el cambio como constante y la transformación. Intenta en familia periódicamente responder a las siguientes preguntas: ¿Qué valoramos? ¿Cuáles son nuestros valores? ¿Qué estamos haciendo y nos está funcionando? ¿hay hábitos o acciones que debemos dejar de hacer? ¿Por qué? ¿Existen otros hábitos o acciones que puedan mejorar? Entre todos pueden, hacer y mejorar el esquema de la vida familiar.
8.- Vive el presente sin apegos. Ya la vida nos ha recluido y dejamos atrás muchas de las cosas y actividades con las que nos identificábamos. Al hacerlo nos descubrimos a nosotros. Ya hemos visto que el mundo cambia en un instante, lo queramos o no. Abraza la incertidumbre, intenta ser la mejor versión de ti mismo solo por hoy. No te preocupes del mañana, porque no lo conoces. Ya mañana será otro día. Hoy vive el presente, disfruta cada instante, agradece por los objetos, personas, experiencias y oportunidades que están en tu vida y por lo que vendrá a ti.
9.- Ten presente la imagen de una oruga dejando su capullo. Hay una lucha y un esfuerzo en su intento por romper el capullo, que permite que su organismo cambie. Ese esfuerzo, le permite desarrollar sus alas y transformarse en una mariposa. Si una fuerza externa, rompe su capullo y la libera la óruga no podrá volar. Imáginate en ese periódo de transición, esto pasará y dará paso a una mejor versión de ti.
Espero que estas líneas te ayuden en tu transición y te sean de utilidad, si es así comparte con alguien más.
Gracias.
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