Esta semana tuve la fortuna de conversar con una amiga acerca de patrones emocionales que veía que claramente surgían durante la semana. Yo creía que reconocía la herida emocional que las había creado y había trabajado en ellas. Fue mi amiga quien cuestiono si así como había practicado el perdón porque las personas actúan lo mejor que pueden desde su nivel de conciencia, desde lo que tienen para dar; me había cuidado a mí misma. Mi amiga, me introdujo a un nuevo concepto, maternarte.
Maternarte es un hermoso concepto, que permite a tu versión actual abrazar, validar, reconocer las necesidades de tu versión del pasado y darle ese cariño, compañía y seguridad que no tuvo. Realmente, siempre te tienes a ti y todo el amor que necesitas está en ti mismo. Al buscar más sobre el tema encontré el blog de Noelia Quiróga, Palabras Mágicas cambiando tu destino, http://noeliaquiroga.com/category/maternarte/ que puedes visitar.
Me di cuenta de que todo este tiempo, yo había ignorado a mi emoción. Que no me había permitido comprender que lo que sentí en su momento estuvo bien, pues fue resultado de mi percepción. El primer paso para sanar, es ponerle nombre ala emoción y yo había pasado por alto mi propio proceso. Tampoco había conectado con esa versión anterior, en este caso con mi niña interior, para decirle que es normal sentir lo que sentí; no le había mostrado mi comprensión; simplemente le decía “todo estará bien”; en lugar de explicarle que podía interpretar la situación de otra forma, una forma que le ayudara a sentirse mejor. Me estaba negando el derecho a mi misma de sentir y expresar mis sentimientos.
Me faltaba empatía conmigo misma y en el fondo se encontraba la idea de ¿Quién soy yo para quejarme? Me encontré con esa creencia arraigada de esta es tu cruz; comparada con otras es tan pequeña, ¿Cómo te atreves a quejarte?
Es importante conectar con los sentimientos de las personas, dejarles reconocer y expresar lo que sienten; hacerles ver que comprendes su sentir; darles un punto de vista y herramientas que les permitan obtener otro panorama de la situación. Cuando se trata de ti misma, ese camino que ya has recorrido y que te trajo a esta versión te permite abrazar y transmitir mayor seguridad y sabiduría a esa niña o niño interior.
El perdón es un acto que haces por ti mismo, para no continuar cargando con el pasado ni sus huellas y probablemente tendrás que realizar conscientemente el acto de perdonar varias veces; al hacerlo complementa la actividad maternando a tu niña o niño interior.
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