Para el día de hoy ya todos hemos recibido un montón de contenido acerca del virus, análisis de todo tipo, puntos de vista cargados de datos científicos y actualizaciones del comportamiento de la gente y de la enfermedad. Otras perspectivas que nos ofrecen un entendimiento de la situación desde las emociones o desde el espíritu. Y todo esto salpicado de un mundo de recomendaciones, llamados a permanecer en casa, guías de actividades para realizar en el aislamiento, con o sin niños, bibliotecas virtuales con descargas gratis, tutoriales, etc.
Nuestros dispositivos (y por lo tanto nuestra atención) está saturada de información acerca del famosísimo “corona virus” la economía , la política, la cultura, y el resto del mundo conocido, están pendiendo del resultado de este tema que tiene al planeta de cabeza, todavía no podemos ni darnos una idea de cómo se acomodarán las cosas al momento de volver a poner los pies sobre la tierra.
Podemos escoger entre esa gran variedad de publicaciones las que más nos acomoden a nuestro estado de ánimo y forma de pensar. ¿Finalmente así es como funcionan las redes sociales no? Nosotros elegimos, eso se supone, pero en realidad creo que nos mantiene solo en un lado de la balanza, el que mejor nos parece. No es precisamente que nos informen, nosotros elegimos lo que queremos ver dando likes o siguiendo a quien encaja en nuestro mundo.
Pero ha llegado un momento, o al menos eso creo yo, que ya no sabemos de qué lado de la balanza estamos, ya no sabemos por dónde irnos porque nadie nos da una verdad cómoda, ya que desde ningún lado podemos vislumbrar el camino que sigue.
Y esto de no tener idea es lo que me tiene hoy dándole vueltas al asunto. No hay forma de prever, y esa incertidumbre es lo único seguro que tenemos, es donde debemos de agarrarnos, porque ahí están todas nuestras posibilidades.
Todo el tema es completamente dual, desde mi mundo, yo elijo ver la situación como algo bello, me siento afortunada de poder observar como ésta introspección obligada ha sacado a flote la creatividad, el arte, el deseo de compartir, de crear, las ganas de abrazar, el respeto a la pachamama (quien en poco tiempo nos ha mostrado su poder de regeneración y nos hace saber que no nos necesita). Se ha hecho muy evidente lo poco que nos sirve gastar en ropa, autos, o sacar fotos en viajes exóticos para crear un personaje que no sabe habitar nuestros hogares en espera de orden.
Nuestros niños agradecen el tiempo que podemos estar ahora con ellos, y están más que nunca con todos sus sentidos al pendiente de todo, aprendiendo y dando forma a su futuro incierto.
Quisiera pensar que todo esto perdurará en nuestras mentes y no se va a olvidar, partiremos de estas bases para los días que sigan.
Por otro lado, no puedo taparme los ojos. El miedo a reinado en general, no todo el mundo que está haciendo cuarentena lo está aprovechando positivamente, o cómo “a mi me parecería bien” para muchos es tiempo perdido, o están entrando en estados depresivos. En algunos lugares la gente se despide en su agonia a través del celular y no pueden tener un entierro en forma.
Las personas que más necesitan compañía hoy se encuentran solas, y aunque quiera creer que todo esto trae un despertar masivo, vemos cómo se sigue actuando en inconsciencia colectiva comprando papel de baño sin razón. La economía se desploma y vemos el caos que viene en picada y más en nuestro país, este paro no es para todo el mundo, este país no se puede dar ese lujo.
Entonces viendo esta polaridad que no nos permite ver más allá, fue donde caí en cuenta de que ese es precisamente el tema a trabajar, nuestra zona de confort está normalmente en uno de los lados, y ahora no podemos evitar estar en las dos zonas. Hace unos días yo creía y proponía intentar ser de esas personas que polarizan hacia el lado positivo de la situación para poder equilibrar, pero creo que de alguna manera me estaba negando la posibilidad de sentir miedo, yo no quería estar en esa zona, pero la incertidumbre siendo si será conmigo, si me da miedo, pero este miedo lo quiero hacer consciente y trabajarlo para que cumpla su cometido de impulsar.
El punto es no quedarnos en esa emisión, tenemos muchas formas de trabajarlo y trascenderlo. Así que no, no lo voy a negar, si me siento vulnerable pero también me siento emocionada e inspirada por lo que viene. Y aceptar esto me sitúa en el punto medio LA NEUTRALIDAD.
Estando en el punto neutro podemos observar más claramente y tener una mejor perspectiva de las cosas y creo que solo desde ahí se puede saltar al siguiente escalón evolutivo sin tropezar.
Los virus son biológicamente el mecanismo de evolución de la genética, Este “virus” nos sitúa en los dos extremos para poder identificar nuestro centro y entonces avanzar y evolucionar, pero para fluir con el, debemos aceptarnos y conservar nuestra esencia sin juicio de bien o mal.
El virus sin bien o mal, nos está haciendo encontrar nuestro centro como individuos para después encontrantrarlo como humanos. El tiempo ya se acabó. El mundo no puede continuar en el sendero actual, porque terminaríamos extinguiéndonos rápidamente. Lo que hacemos a los demás nos lo hacemos a nosotros, somos uno.
Entonces sin calificar de positivo o negativo, todo lo qué pasa y sin tratar de encontrar la razón, aprovechemos de fondo esta cuarentena para encontrar nuestra esencia, lo que realmente somos en el vacío, en un mundo sin sistema, y sin esa inercia que no nos deja girar a ver el rededor, detengámonos para vernos en silencio, en pausa, y juntos tomémonos de las manos y saltemos Al abismo.
Anastacia
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