La mayoría de nosotros no fuimos criados en un entorno que nos diera las habilidades emocionales requeridas para tener una mentalidad de crecimiento o resiliente. Cuando llegamos a la capacidad de observar nuestros pensamientos y reconocemos patrones que nos impiden avanzar resulta que la mayoría de estas creencias que hicimos parte de nosotros consciente o inconscientemente son heredadas, aprendidas durantes los siete primeros años de vida o incorporadas con posterioridad. Al ser consciente de nuestros cuerpos físico, emocional, energético y espiritual aprendemos que es necesario mantener una práctica constante de limpieza de los mismo. Todo ello nos lleva a descubrir la magia y adoptarla como una práctica diaria.
El inconsciente, que genera la reproducción de conductas y patrones; es la parte a la que no podemos acceder de nuestra mente y solo se llega a ella mediante el lenguaje simbolismo. Es por esto, que se logran eliminar creencias y patrones y reprogramar a voluntad nuestro inconsciente por medio de la práctica de rituales. A través de los rituales se busca dejar claro que hemos observado un patrón, creencia o emoción de la cual ya hemos obtenido una sabiduría o hemos trabajado para resignificar y por lo tanto con la voluntad de cambiar ese patrón, creencia o emoción se realiza el ritual para incorporar de forma consciente uno nuevo que nos permita cambiar nuestro patrón de energía y alcanzar nuevas metas.
Para practicar la magia se requiere tener la voluntad de incorporar: el cuidado de nuestra salud (física, emocional y energética); la práctica de la meditación y la visualización creativa (imaginación), disciplina, un lenguaje propio para conectar con la divinidad, un espacio sagrado para ello, entre otros elementos. Todo ello para poder ser una mejor versión de ti y alcanzar nuevas metas y objetivos.
Cuando incorporas una nueva habilidad, creencia o herramienta o transmutas algo en tu interior, los cambios son graduales. Es decir este proceso no es un constante ascenso. El principio del ritmo, rige y en todo hay períodos de avance y retroceso. Imagina más bien una escalera, incorporas algo nuevo, alcanzas un nuevo nivel y debes continuar trabajando en ti. Por el principio de correspondencia, tus relaciones y emprendimientos también reflejan las creencias que están en tí; por lo que para que estos mejoren debes trabajar en tí. Cualquier forma de inseguridad, vergüenza, culpa, miedo o enojo afecta tu energía y disminuye tu vibración. Por el contrario, al incorporar las prácticas de merecimiento, agradecimiento, amor, gozo, juego y la creatividad abres la puerta a la prosperidad y a la posibilidad de expandirte.
Al comprender que todo es energía y los pensamientos e ideas que llegan a tí también lo son, abres todo un campo de posibilidades que puedes hacer en el momento presente. La más importante, trabajar para armonizar tus centros energéticos y poder así conectar con los chakras que se encuentran por encima de tu chakra corona y que te permiten conectar con la guía de tu intuición y la voz de tu Ser Superior. Cuando logras esto recibes claridad en la solución de un problema o la información para crear algo nuevo, las situaciones solo pasan y se resuelven sin esfuerzo y llegan las personas, los clientes y las oportunidades que necesitabas. Esto es lo que se busca con la magia, obtener con el trabajo interno los resultados en el mundo exterior. ¿De qué forma prácticas tú la magia en tu vida?
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