Las historias que nos contamos respecto del dinero impactan en como nos sentimos. Es importante trabajar en nuestra autoestima de forma diaria. Cuando poseemos una baja autoestima, inconscientemente vinculamos nuestro valor a circunstancias externas. La cantidad de dinero que percibimos, las cosas que poseemos, las experiencias a las que accedemos, etc. En realidad, ninguna de las circunstancias que esta en tu vida te define. Tu eres una persona valiosa y mereces todo lo bueno. Las creencias que posees, son las barreras que te impiden creerlo y sentirlo así.
Lo más importante es tener consciencia de ¿Cómo te sientes respecto del dinero que recibes y das? Tú tienes una programación única y puedes reprogramarte cuando quieras. Una melodía individual y característica que solo te funciona a ti; por eso es que obtener información y adecuarla a ti es lo más recomendable. Es importante, poner atención en la forma que recibimos o damos dinero; porque esta emoción lleva un flujo. Da a los demás aquello que quieres recibir; presta atención y fija tu intención en recibir y dar con felicidad, agradecimiento y/o generosidad. Cuando logras observar tus creencias y descubres alguna que ya no contribuye a tu propio bienestar, inicias un cambio. Por cada creencia que desees quitar, tienes que incorporar al menos otras dos creencias que te sean benéficas.
Existen algunas creencias generacionales. Por eso es importante que para que puedas comprender tu programación, observes como hablan de dinero y gastan tus padres, que conozcas como eran tus padres de niños y que recuerdan de tus abuelos. Muchos de nuestros abuelos vivieron tiempos de guerra y escasez, situación que marcó la infancia de nuestros padres.
Creencias que conscientemente incluí para mi bienestar:
La naturaleza es abundante.
Existe una inteligencia universal que desea contribuir a mi bienestar.
Las personas actúan lo mejor que pueden desde su nivel de consciencia.
Si fue posible para esa persona es posible para mí.
Creencias que no son benéficas:
Estamos en competencia.
Las otras personas buscan obtener un beneficio de ti o engañarte.
Hay escases, que la prosperidad de una persona limita a otros.
La riqueza es producto del trabajo duro.
Para obtener éxito y riqueza hay que sacrificar otras áreas.
La mayoría de nosotros no recibimos una instrucción respecto al dinero. Percibimos y aprendimos respecto al dinero por cómo veíamos la dinámica familiar, la ansiedad o preocupación de nuestros padres. Los recuerdos respecto a los regalos que recibíamos, lo que deseábamos, lo que dábamos a los demás. Nos formamos una idea, a partir del conocimiento de un infante. A nivel subconsciente, queda impreso un patrón de miedo y cuando necesitamos tomar una decisión es como si ese infante estuviera al control. Con frecuencia se nos pedía compartir y satisfacer las necesidades de otros antes que las propias. Compartir un juguete o la obligación de saludar, por ejemplo. Se nos pedía terminar toda la comida del plato, aun cuando ya estábamos satisfechos, porque había otras personas que no tenían qué comer, etc.
También existen creencias generacionales, derivadas de circunstancias vividas. Por ejemplo, cuando éramos más jóvenes las llamadas por teléfono eran cobradas de acuerdo a la duración, hablar por teléfono era caro. Hoy en día, hay muchas personas adultas que aún hablan por teléfono como si fuera un telegrama: breve, directo y al grano. Se creía que para lavar y limpiar algo se debía hacer mucha espuma; hoy los detergentes buscan tener un menor impacto ambiental y no hacen espuma. Quienes no analizan creencias, les cuesta trabajo responder a las nuevas circunstancias.
Es preciso, cuestionar qué creencias recibimos y tenemos respecto al amor, el éxito, el dinero y la abundancia. ¿Te hubiera gustado escuchar de tus padres, que eres una persona amada, valiosa, independientemente de tus logros? ¿Te hubiera gustado sentirte valorado y amado en todo momento, aún en aquellos momentos en que cometiste errores o fracasaste? ¿Alguna vez alguien te dijo que no eligieras cierta carrera o profesión porque era “mientras me caso” o “mal pagada”? ¿Qué mensaje les transmites tú a tus hijos? Les dices claramente que tu amor está ahí y que los amas a ellos. Les dices qué valoras su esfuerzo, independientemente de los resultados. Les enseñas a vivir el éxito y el fracaso.
Parece que vemos a las personas que consideramos exitosas y olvidamos revisar su trayectoria. Estas personas son las primeras en recordar sus fracasos como aprendizajes, como una especie de experimento fallido que les permitió ir modificando el proceso hasta alcanzar el resultado deseado. El dinero, puede ser visto como la solución de todos los males. Hay muchas personas que poseen dinero y no son felices. El dinero es una herramienta que te permite acceder a distintos recursos y satisfacer necesidades. La gran mayoría comparte la idea de escasez, piensa que se trata de competir para obtener recursos; pero la naturaleza nos muestra una y otra vez que hay abundancia y que se obtiene de manera fácil. Hoy existen millonarios que alcanzaron ese nivel gracias a la información, a vender su conocimiento, crear una aplicación, etc. y no trabajan largas jornadas arduamente hasta el cansancio.
Algunas veces, escuchamos que las personas con dinero son unos ladrones; que son infelices, que son avaros, que son unos aprovechados, etc. Entonces en el nivel del subconsciente queda impreso que los que tienen dinero no son buenos. Derivado de esta creencia, me saboteó para no tener dinero. Todas esas creencias que separan, distinguen y convierten a los demás en los “otros” surgen del ego. De la necesidad de creer que yo y mi grupo somos superiores, para sentir seguridad. En la vida, todas las personas tenemos luz y sombra, hay matices de gris. Evita poner etiquetas. El cerebro utiliza este sistema para clasificar y no perder tiempo en identificar lo que tiene frente así. Pero, si tú juzgas sin conocer a la persona u obtener los datos objetivos, sin conocer los hechos, te dejas llevar por apariencias.
Se nos ha repetido que riqueza es producto del trabajo duro. A nivel inconsciente, se queda la creencia de que no se puede producir riqueza sin trabajar; por ello me esclavizo en jornadas largas de trabajo. Me hace creer que al trabajar arduamente y con esfuerzo me acerco al éxito. Esta creencia hace que fácilmente me esclavice al trabajo y olvide las demás áreas de mi vida. En la actualidad hay muchas historias de personas que alcanzaron el éxito y riqueza creando varias fuentes de ingresos. No dependen de un salario, y buscan utilizar eficientemente su tiempo para reducir su jornada laboral, hacen lo que les apasiona y obtienen abundancia económica por ello.
También, se habla mucho de la competencia, la escasez y pareciera que no hay suficiente y que lo que el otro obtiene me quita a mi. A nivel del subconsciente, esta creencia me impide sentirme feliz por el logro de otros y me hace creer que se debe competir para lograr el éxito, en lugar de buscar mi propio espacio. La abundancia está al alcance tuyo y del otro. Que el éxito de otra persona te inspire, es una prueba de que es posible y también lo es para tí. Por qué no disfrutar la felicidad del otro, cuando tiene éxito. Aprender a vivir la la alegría del otro y de sus éxitos. Ello, implica reconocer que todos estamos unidos. Que puedo vivir experiencias de gozo a través de los logros de los demás.
Poseemos, diferentes creencias que originan nuestras decisiones de acuerdo a aquello que consideramos valioso. Pero cada uno de nosotros aprendió que es lo valioso de su núcleo familiar. Este es el momento de que también te fijes en que es lo que tu consideras que es valioso para ti y tu familia. Reúnete en familia y hagan una lista de los valores que van a orientar sus elecciones.
Te recomiendo esta semana hacer los siguientes ejercicios:
1.- Todos los días recuéstate en el pasto. Conscientemente siente tu respiración y cada parte de tu cuerpo que es sostenida por la Tierra y el pasto que te rodea. Imagina que eres una planta que dejas ir a la Tierra toda la información que ya no te sirve y que recibe todos los nutrientes de la Tierra. Imagina que recibes toda la información necesaria para vivir en esta época. Siente la Luz del Sol sobre tu cuerpo e imagina que cada una de las células de tu cuerpo recibe la información sobre la prosperidad y la abundancia. Imagina que cada célula sonríe. Afirma, Yo soy amor. Yo me abro a la prosperidad en mi vida. Termina el ejercicio agradeciendo. No se trata solo de decir gracias, experimenta el sentir el agradecimiento. Elige que es lo que quieres ver en tu vida, aquello por lo que sientas agradecimiento se incrementará.
2.- Revisa tu habitación. ¿Has visto la serie en Netflix de Marie Kondo? Aplica su filosofía, todo aquello que no te haga vibrar de emoción, todo lo que no te evoque momentos felices, déjalo ir. Recuerda que antes de donar, regalar o tirar; despídete de cada objeto y agradece por todo lo que te proporciono. Esto es importante, intenta ver la prosperidad como un rio y permite que fluya, encontrarás mucha más información si escuchas o ves la entrevista a Anastacia Macías sobre el tema. Imagina que tu contenedor se esta vaciando y ese espacio pronto se ocupara; que tu capacidad de recibir se expande; porque en la medida en que recibas más podrás contribuir más.
Espero que me compartas ¿Qué estrategias posees en este tema?
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